viernes, 29 de diciembre de 2006

Flora Tristán y Bolívar.

Flora Tristán y Bolívar

Antes de perder a su Teresa, el Libertador había conocido a otra Teresa, casada con peruano y residente en París. Eran amigos y confidentes. Mientras él estuvo en Venezuela, ella tuvo una hija llamada Flora. Luego vino la desgracia para el héroe, perder a su esposa. Aparece de nuevo la otra Teresa, la francesa. Algo había en esta amistad que pudo hacer pensar a muchos que aquella Flora podría ser hija de nuestro padre espiritual. Cuando Bolívar murió Flora Tristán ya andaba en las suyas. Estaba reclamando en Perú la herencia de su padre. Fortuna que siempre quiso pero nunca obtuvo. Y fue entonces que se nos aparece la madre del socialismo mundial no justamente reconocida en nuestros días. Ella fue la que por la furia contra el cruel destino, se identificó valientemente con los más desprotegidos, los descamisados, el lumpen, el proletariado. Fue ella quien identificó en el obrero al sujeto de las novísimas revoluciones y por ende de las transformaciones sociales que hoy persisten. Flora luchó contra un sistema esclavista femenino, y dio a luz una respuesta que aún hoy sigue viva, la lucha contra el imperialismo y la injusticia social. No debemos olvidar de dónde vienen nuestras raíces revolucionarias. Muchos quieren olvidar que fue ella la madre del “proletarios del mundo uníos” antes que Marx y Engels declararan en su famoso Manifiesto, antes de la Primera Internacional. “Unión Obrera” se llamó el libro que consagró a esta hispana del siglo XVIII con mentalidad francesa postrevolucionaria. Ella fue la que viajó en barco hacia Perú y describió en una novela todas las peripecias de su frustrado objetivo, la herencia de su padre noble. Dinero que nunca obtuvo, y lo que obtuvo lo perdió publicando el libro que señalaba al tío virrey, Pío prefigurando este al arquetipo de la corrupción latinoamericana. Desde entonces se vuelve fanática de los obreros, pobres y marginados del sistema. Y ataca, y propone ideas, leyes, formas de solucionar el atropello, nace la mujer revolucionaria. Flora se viste de hombre para entrar a la Asamblea Nacional en Paris. Busca en el obrero el caballo de Troya y lo consigue. Desde esa base proletaria inicia un cambio que como digo no ha parado todavía. El derecho de igualdad entre los sexos, el derecho de la mujer y el derecho al trabajo (derecho de los trabajadores) fueron defendidos primariamente con su prédica revolucionaria. Fue ella quien tuvo tres hijos, y de la hembra tuvo al pintor universal Gauguin por nieto. Muchos piensan que Bolívar tuvo que ver en el nacimiento de esta niña nacida el 7 de abril del ochocientos. El hecho es que ahora se me cruzan en la memoria estas dos imágenes del héroe Latinoamericano, padre de las naciones y espíritu guía de un colectivo de naciones, y de la mujer que arremete contra la injusticia y reivindica el derecho a vivir en libertad.

Muere el Libertador y Flora sigue con su protesta inigualable. Publica libros y se expande en toda Francia declarando su visión del mundo y vendiendo su Unión Obrera. El derecho a la educación y a la salud, el derecho al voto, la igualdad entre los sexos y el derecho del trabajador, así la lucha contra la impunidad y contra la violencia intrafamiliar tienen en Flora su precursora histórica. Es verdaderamente una lástima que una visión opaca de la historia, visión escuálida, tenga por olvidada a esta mujer excepcional, esto sólo manifiesta el odio de la oligarquía hacia Flora. Teresa su madre, fue íntima amiga del Libertador. ¿ No habrá sido transmitido el fuego solar del héroe a esta niña? La vida es verdaderamente misteriosa, y cuando más creemos conocerla más cosas se nos escapan de ella y perdemos la perspectiva real. Es hoy un hecho que triste e injustamente se tenga en el olvido a esta mujer clave en la historia universal, porque antes que Evita está Flora, una y otra pueden reencontrarse en la lucha popular, una puede ser la encarnación de la otra en la revolución socialista latinoamericana, pero lo que es verdad es que está castigada con el olvido impuesto por los medios escuálidos, por la historia oficial, historia escuálida escrita a favor de los imperialistas. Ojalá estas líneas contribuyan a que su biografía se conozca mejor y se difunda su historia real, su historia revolucionaria. Su pensamiento y su filosofía de vida. Era una mujer del XVIII y nadie iba a cambiar este detalle. Lo cierto es que también es una mujer del XXI precursora del socialismo de este siglo.

Quisiera advertir que si bien Flora abogó por un socialismo primitivo, ella fue admiradora de Saint Simon, es necesario rescatarla del olvido a la que la postraron los intelectuales fascistas que redactaron la historia oficial queriendo tapar al sol con un dedo; también hay que admitir que Engels utilizó la obra de Flora para redactar la suya, que usaron expresiones de ella literales como la de “proletarios del mundo uníos” para su Manifiesto Comunista, y nos llevará a revisar la historia para dar con una visión más verdadera, más clara y digna, más justa de la realidad. La misma mujer que es tema de esta narración fue también abuela de Gauguin, pintor universal, y su gesta deberá conocerse en todas las escuelas bolivarianas, universidades y centros de formación ideológica. ¿Dónde está la Plaza que rememore su nombre revolucionario? ¿Acaso Perú la recuerda como nosotros? No vamos a esperar que Vargas Llosa en su novela la rescate como puede hacerlo la revolución bolivariana. Somos nosotros hombres y mujeres de la revolución los que tenemos que levantar el panteón, el olimpo revolucionario que palpita en mujeres y hombres que nos están gritando desde nuestra propia sangre y su memoria: ¡Viva la Patria Grande! ¡Justicia Social! ¡Viva el socialismo bolivariano! ¡Viva Chávez Carajo!

Y así todos los 7 de abril debería celebrarse el día de la lucha emancipadora de la mujer en el mundo. Y por extensión el día de la lucha obrera, de la unión obrera, y hacer homenaje a su fundadora. Debemos apreciar la obra de arte de su nieto teniendo en cuenta la filosofía revolucionaria de Flora Tristan y la amistad de su madre con Simón Bolívar y Simón Rodríguez para poder entender la trascendencia revolucionaria de su personalidad orientada hacia lo universal.

Mario Forti

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